‘Montaña Vieja’, Machu Picchu
Y llegó el día de nuestro viaje «iniciático» a la cima del mundo Inca, a Machu Picchu. Teníamos claro que este viaje había que hacerlo «on style» así que ya habíamos reservado nuestros asientos en el tren Vistadom, que -curiosamente- salía por última vez desde la estación de Poroy (a pocos kms de Cusco). Debido al inicio de la temporada de lluvias, por seguridad, el trayecto de Poroy a Ollantaytambo se suspende durante varios meses.
El viaje transcurre entre desfiladeros, a un ritmo de 40 kms/h más o menos, mientras el tren desciende desde los 3486 m.s.n.m. de Cusco a los 20797 msnm de Ollantaytambo para seguir descendiendo hasta llegar a Aguas Calientes (2038 msnm).
El panorama es fascinante, las vistas por los grandes ventanales te hacen sentir parte de la naturaleza circundante y mientras desayunamos, los viajeros comienzan a compartir sensaciones y emociones. Todos en una jornada muchas veces soñada y finalmente en curso.
Debes ver este video: https://www.youtube.com/watch?v=LUKDBr-cgwM
Al cabo de 4 horas de viaje llegamos a Machu Picchu Pueblo y allí habíamos decidido pasar la primera noche. elegimos un hotel de la cadena ____ que resultó ser muy adecuado (aunque caro para la oferta existente) y a orillas del rio Vilcanota. Pasamos la tarde recorriendo el pueblo -sin interés excepto por un establecimiento de aguas termales- después de un almuerzo delicioso y muy barato en el mercado. Compramos los billetes de autobus para subir a Machu Picchu la mañana siguiente y al atardecer regresamos al hotel pues empezó a llover. Personalmente quería prepararme espiritualmente para la jornada cumbre de este viaje por el Valle Sagrado. Los autobuses se ponen en marcha para ascender en zigzag hasta el santuario de Machu Picchu, considerado una de las siete maravillas del mundo moderno, construido entre dos montañas por el noveno inca Pachacútec a mediados del siglo XV.
Al día siguiente, el desayuno transcurre a orillas del río Urubamba, y sin prisas nos preparamos para emprender la subida a la montaña sagrada …. en autobús. La emoción es grande, pues es el gran destino soñado desde hace décadas, y finalmente estoy a punto de hacer mi sueño realidad. Además lo hemos planeado con una noche en el gran hotel Belmond Santuario, a las mismas puertas del recinto, lo que nos permitirá visitar el reciento dos días seguidos, la tarde de nuestra llegada y el amanecer y el mediodía siguiente.
Se pone a llover y la mejor decisión es esperar en el hotel disfrutando de un almuerzo ligero. A las 15.00, cuando entramos por primera vez en el Santuario, deja de llover y aparece un sol acogedor que nos permite disfrutar de ese emocionante aventura.
fotos fotos ….. y texto sobre la tarde de la llegada
El paisaje es imponente. Esta ciudad prehispánica parece acariciar el cielo rodeada de los picos de un sinfín de montañas casi siempre cubiertas de nubes que la hacen, si cabe, aún más misteriosa. Los incas creían que las montañas tenían espíritus, los apus, y por eso adaptaban sus construcciones a su sinuosidad respetando el equilibrio natural. Esta gran obra maestra de la arquitectura y la ingeniería se estructuró con muros de piedra escalonados sobre las laderas formando sus tradicionales terrazas para cultivo a la par que ejercían de muros de contención de la residencia real, los baños ceremoniales, las viviendas, los santuarios…
Los arqueólogos no han podido determinar la fecha de construcción de esta ciudad perdida. Los más recientes estudios datan los primeros edificios de la época del inca Pachacútec. Tampoco se sabe por qué la fortaleza fue abandonada, pero hay edificios que parecen inacabados y como tampoco se encontraron objetos de mucho valor se cree que los habitantes se llevaron todas sus pertenencias. Quizás fue la falta de agua, o alguna guerra o enfermedad epidémica traída por los españoles …. (no comment)
Después de una noche de semilujo, en la que participamos en un micro-taller sobre «como preparar un Pisco sour», a cargo del barman del bar del hotel, cena gourmet y proyección de un video sobre el descubrimiento del Santuario, nos fuimos a dormir pues la idea era levantarse a las 5,30 para ser las primeras en entrar en el santuario con una taza de café caliente en la mano. No fuimos las primeras pero si las terceras, seguidas por los viajeros del primer autobús que llegaba de Aguascalientes.
Y del mismo modo que la tarde de ayer fui la última en salir, acompañada del guardia jefe del reciento, hoy entro la primera, junto a Denys, y buscamos el rincón más tranquilo desde donde meditar a solas una media hora antes de que esta misteriosa ciudad inca se pueble de turistas de pocas horas (llegar, ver, fotografiar, volver a mirar y salir). Aprovechando nuestra situación privilegiada, salimos al cabo de un par de horas para ir a desayunar ricamente al hotel y volver a dormir un par de horas. De pronto, vuelve a empezar a llover … pero lo escuchamos desde la cama.
A las 12 abandonamos habitaciones, entregamos el escaso equipaje que llevamos en recepción (el hotel se encarga de bajarlo al pueblo y dejarlo en la estación de tren para esta tarde) y bajo unas capas de hule muy prácticas regresamos por tercera vez a recorrer el Santuario Pachu Picchu con intención de absorber las últimas esencias de lo que ha sido considerada una de las 7 maravillas del mundo.
Regreso a Cusco a través del Valle Sagrado o valle de Urubamba
Ollantaytambo es la estación principal de trenes hacia y desde Machu Picchu. Las vías acompañan al río Urubamba hasta Aguas Calientes, aldea encajonada entre estas montañas a los pies del santuario y parada obligatoria para su acceso, únicamente en autobús público o a pie.
Nuestra bajada en tren confort fue el colofón de un día excepcional, solo a escasa hora y media de nuestro destino donde pasar otra noche. Ollanta ofrece gran variedad de alojamientos y restaurantes, junto a un casco urbano pequeño y agradable, lleno de tiendas de recuerdos. Es parada obligatoria en el recorrido de este Valle Sagrado que hemos comenzado ayer y que nos devolverá relajadamente a Cuzco en dos días.
Usando un estilo de transporte muy conveniente (conductor privado de ciudad a ciudad) salimos de Oyantaytambo (2.880 m.s.n.m.), admirando los paisajes a ambos lados de la carretera, y Urubamba, pueblo principal del valle. Paramos a comer en Calca y seguimos hasta Pisaq (‘perdiz’) a 2.950 m.s.n.m.
Es Pisaq un pueblo famoso por su artesanía y al estar muy cerca de Cusco, los días de mercado hay mucho tráfico de buses. La zona arqueológica se llama Pisaq Viejo y está situada en un cerro sobre la ciudad. El ascenso no es fácil, así que es mejor que te lleve un taxi hasta la parte alta y empezar a bajar. Es considerado uno de los cementerios más grandes del Perú incaico pues se descubrieron más de 2.000 tumbas con momias.
Es sin duda un valle fértil con un clima muy benigno y una naturaleza muy bella cosa que explica el por qué la nobleza inca se estableció en él y construyó sus fortalezas más importantes.