África, continente inmenso y misterioso
África es un continente sorprendente, con paisajes que parecen venir de otro planeta. Todo es extremo, enorme y absolutamente bello. Desde las montañas del Atlas en el desierto del Sahara (Marruecos) hasta las cataratas Victoria que hacen honor a su nombre tribal por el ruido que originan las aguas del río Zambeze (Zimbabwe/Zambia) al caer más de 100 metros de altura y que consiguen sobrecoger a todo el que las contempla; pasando por la cadena volcánica que une en hilera Ruanda, Congo y Uganda, o la avenida de los Baobabs (Madagascar) que une las ciudades de Morondava y Belon’i Tsiribihina; y sin olvidar el incomparable Delta del Okavango (Botswana) o el mar de dunas del desierto del Namib (Namibia).
El periodista polaco Ryszard Kapuscinski escribió en el prólogo de su atractivo libro Ébano que África «es un continente demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos África. En realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe«.