El nuevo reino de Siam

Con muchos dias de retraso desde el inicio del viaje ( imposibilidad de sentarme un buen rato a escribir) damos inicio al relato de un viaje por el sudeste asiático que ha tenido fecha de inicio pero no tiene fecha de caducidad. Este es el viaje de ‘aventura’ y descubrimiento de «Thelma and Louise», conociendo una parte del planeta que en el pasado se llamó Indochina. Para ciertas mentes viajeras, algunos nombres rememoran tiempos pasados y antiguas culturas llenas de fascinacion y exotismo. Para mi (Thelma), estos países me hablan de cine y literatura de viajes (……).

Cuando comenzamos a planificar este viaje solo teníamos claro que queríamos evitar ambiente navideño (T.& L. no tienen familia) a toda costa y participar en el Año Nuevo Chino en alguno de estos países (que en 2016 se celebrará el 8 de febrero). Ah! También estabamos convencidas de empezar en Thailandia (Bangkok), perfecto puerto de entrada a esta península asiática. Asi pues nuestro vuelo fue Barcelona-Bangkok, vía Moscow, obviamente con Aeroflot. Vuelo muy recomendable, buen servicio, aviones modernos europeos, público muy correcto.

Bankok es puerta obligada para cualquier periplo por Indochina (Javier Nart dixit). Es un lugar donde encuentras de todo y para todos los bolsillos. Además, después de un viaje tan largo (Louise venía desde Miami, Florida) es perfecto para relajarse unos días antes de empezar el recorrido planeado (o no planeado). Y eso fue lo que nosotras hicimos. Busqué un hotel semi-lux y a disfrutar. Tripadvisor y Booking están siendo muy útiles, y a través de estas webs elegimos Ariyasam Villas, hotel butique ideal, al final de una callejuela en el mero centro del distrito comercial. Propiedad de un excontructor británico, el hotel es su casa a la que ha añadido dos edificios nuevos en estilo tradicional.

La decoración es impecable, en estilo tradicional thai y el personal super competente… todo sonrisas, flores (orquideas por doquier) y ganas de complacer. La comida, indescritiblemente exquisita.

image

Lo que iban a ser 2 días se convirtieron en 6 (Louise insistió en darnos ese lujo al principio), y todo gracias al savoir faire de David S. Lees, que en todo momento estuvo atento a nuestro bienestar y nos puso al corriente de los pros y contras que necesitabamos saber.

Bangkok es una inmensa aglomeración humana de 13 millones de habitantes en donde la modernidad más extrema choca frontalmente con estructuras hipertrofiadas, edificios decadentes casi en ruina y donde canales y río tienen un grado extremo de contaminación. El caos urbanístico y la densidad de población hacen que moverse sobre ruedas sea una tarea eterna. Y eso con unas temperaturas diurnas insoportables (y eso que viajamos en período seco, pues en época de lluvia dicen que es peor). Menos mal que la ciudad cuenta con dos lineas de tren aéreo de primera, limpio, rápido y frío ‘acondicionado’.

Por segunda ocasión en 2015, he tenido la ‘suerte'(o karma) de llegar a un país en plena efervescencia festiva con motivos de un gran evento Real. En junio fue Estocolmo, la semana en que el Principe Celos Felipe de Suecia se casaba con la plebeya Sofía. Ahora ha sido el cumpleaños del Rey Bhumibol de Thailandia (88 añitos) con un despliegue de pompa y lujo propio de la corte de la antigua Siam. Es tal el amor y devoción de este pueblo por su Rey que me pareció vivir un momento de culto a la personalidad equiparable a la devoción que los católicos sentían y expresaban por el Papa Wojtila cuando yo vivía en Roma.

Hizo falta poco para convencernos que, esa noche, merecía la pena confundirse con la multitud alegre y festiva y descubrir como se celebra en el nuevo reino de Siam un cumpleaños real. Nos costó llegar al Palacio Real pero llegamos a tiempo para ver la entrada de los dignatarios, representantes diplomáticos, el gobierno al completo con sus esposa y el primer Ministro con la suya, quien fue el encargado de leer su discurso de felicitación a un retrato gigante del anciano Rey…… Si, a un retrato gigante colocado en un lugar destacadísimo, porque el monarca lleva varios años muy enfermo y vive en un hospital. El cariño y la devoción de este pueblo supera la ausencia física de Su Majestad en su festividad.

reyes

Esa noche probamos la comida callejera y empezamos a enamorarnos de la cocina tailandesa.

Bangkok es una extraña ciudad en la que lo mejor se codea con lo peor, la pobraza con la miseria, el todo con la nada. Y ya saben uds, el vicio y la virtud de compadreo. Durante nuestra estancia tuvimos poco/nada que ver con el vicio pero sí nos cruzamos con frecuencia con varones occidentales acompañados de jovencitas tailandesas. En cuanto a las virtudes, el masaje corporal. Hasta que no lo probamos creíamos que era solo bueno. Ahora T. & L. están abonadas a este placer sanador hasta el punto de ‘adoptar’ a una buena masajista (son siempre mujeres) y ofrecerle casa y comida en nuestras respectivas residencias. También pudimos recuperarnos de dolores varios (huesos, músculos y articulaciones) gracias a una sesión de acupuntura en un hospital privado de lujo cerca del hotel. Una técnica muy común en esta zona del mundo.

Los días que siguieron los dedicamos a hacer excursiones fluviales, (aconsejable el River Express Boat desde Sathorn hasta The Phra Arthuit) modo ideal para conocer comodamente y sin derretirnos zonas distintivas de la ciudad; pasear en barcazas por los canales y visitar algún templo y el Museo Nacional. Un día ‘picamos el anzuelo’ y aceptamos la oferta de un ‘parlanchín’ que nos convenció de aprovechar algo asi como «por ser fiesta religiosa, hoy los dueños de las fábricas ofrecen a turistas 4 horas de paseo en tuc-tuc por solo 40 baths»…. problemas de comunicación o ganas de que te lleven en vez de caminar, aceptamos y resultó ser una ‘engañifla’ comercial del gremio de los sastres para vendernos trajes a los ‘farangs’ (extranjeros). El pobre motociclista nos llevaba a un templo y después a una tienda. Sin querer comprar aguantabamos la verborrea del dependiente y nos íbamos. Otro templo y otra tienda (en cada una de ellas le firmaban un carnet), y a la 3ª nos negamos y continuamos a pie.

Incluso hablando inglés, comunicarse no es fácil, pero las ganas de agradar y la curiosidad de estas gentes hicieron que estas viajeras no tuvieran problemas en entender y hacerse entender. Consejo: hacerse escribir la dirección del hotel en idioma local (para mostrar al taxista al regreso) y la dirección de destino. Ah! Negociar siempre el precio del viaje en taxi o en tuc-tuc.

Olvidaba señalar la interesantre experiencia de viajar en tren a Ayuthaya, antigua capital tailandesa. Ida en 3ª clase y regreso en 1ª climatizada desde la estación central de Hualampong. Nuestra primera inmersión en recinto arqueológico bajo un sol de justicia y escasez de indicaciones, pero mucha paz y tranquilidad= domingo y pocos turistas extranjeros.

Aquellos días de descanso en el Ariyasam nos sirvieron para planificar nuestro recorrido por este sudeste asiático y Thelma le explico a Louise los pros y contras de tomar rumbo a la vecina Birmania, por el oeste, o a la también vecina Cambodia, por el este. Juntas decidimos poner rumbo a ……….

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *