Lago Titicaca o ‘puma de piedra’

Una jornada para experimentar el modus vivendi de los nativos de esta mar a miles de metros de altitud (3.850 s.n.m.) no basta pero es lo que disponíamos y teniendo un amanecer muy lluvioso, la experiencia no me ha dejado buenas vibraciones.

Muchos son los lugares del mundo donde el exceso de turismo ha envenenado el sentido de la vida de los indígenas.  Este es uno de ellos, y personalmente me llevé un chasco al llegar a las islas flotantes de los Uros, comprobando el nivel mercantilista de estas gentes que esperan cada mañana la llegada de pequeñas lanchas confortables que vomitan en sus islotes flotantes grupos de turistas solo preocupados de la foto y el souvenir.

Armados de placas solares para subsistir con la moderna electricidad, su antigua forma de vida finalizó a raíz de este regalo por parte del ex-presidente Fujimori. Aunque reconozco que quien no lo aceptaría, todo sea por tener la mejor calidad de vida posible.

 

Estas islas, asentadas por una familia de la misma sangre, están hechas a base de ‘totora’, una planta que crece en el fondo de todo el lago Titicaca. Las han llamado islas, pero realmente son balsas gigantescas donde se asienta una pequeña comunidad y como buena balsa tiene ancla y todo, para que la isla no se desplace a su antojo.

La comunidad que visitamos vivía principalmente del turismo, vendiendo artesanía y paseos en canoas hechas con totora. Estas canoas son totalmente artesanales y se tardan mas de 3 meses en construir cada una.

Sus habitantes son aimaras y no hay que confundirlos con los quechuas. Estos generalmente son mas amables y tienen un idioma muy diferente, que ademas de ser preincaico, tiene sus días contados. Es una lástima porque cada vez menos gente lo habla. Ellos se alimentan principalmente de pescado y carne que traen de tierra firme, pero como no pueden cocinarla, la desecan como si fuese un cecina (de León).

Nuestra visita duró una hora y nos dieron la oportunidad de viajar en canoa por la módica cantidad de 10 soles mientras un dulce niño te canta una melodía en tres idiomas. Una vez acabado, tomamos el barco en dirección a….

Isla de Taquile

Es curioso viajar a la isla de Taquile donde sus habitantes (quechuas) visten con el atuendo típico mallorquín. Y esto no es por casualidad, sino por la historia relacionada con España que guarda la isla y un duque español de origen balear que vivió en sus tierras. De apellido Gonzalez de Taquila, de ahí el nombre de la isla, prohibió la vestimenta quechua y obligó a todos los ciudadanos a vestir de forma mas campesina, concretamente a la que se usaba por aquellos tiempos en la isla de Mallorca.

Hoy en día la isla tiene 1700 habitantes y es la mas grande de todo el Lago Titicaca. Se tarda aproximadamente 1 hora y 40 minutos desde las islas flotantes, por lo que es un buen momento para echaros una siesta antes de visitarla.

Quizás lo mejor de la isla es observar a sus gentes. Los colores de sus ropas indican su rango y si están casados o solteros. Buena forma de saber si puedes entrar en modo seductor o no 😀 . Otro detalle curioso de la isla es que son los hombres los que tejen las telas de los trajes y faldas de su familia, los hombres que no tejen, directamente no tienen futuro. Es el principal medio de vida y casi obligatorio para poder subsistir, aunque hoy en día hay algunos que tienen tratos con las agencias de Puno, obteniendo beneficios gracias al turismo.

De regreso a Puno, descubrí que la gran fiesta popular es el día de La Candelaria, igual que la patrona de Canarias. Y realmente los preparativos duran varias semanas, con una participación muy importante de toda la población. Después del mal tiempo del día anterior, aquel último día en Puno nos permitió disfrutar de su Plaza Central y admirar su catedral y otros edificios coloniales….

Tocaba regresar a Lima, vía Arequipa, y esta vez el transporte iba a ser -por primera vez- el pullman (o bus ‘select’) … De nuevo mirar por la ventanilla los paisajes semidesérticos del sur del Perú.

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